13 noviembre, 2018
A la hora de comprar, la diversidad de la oferta puede resultar abrumadora. Tener un diagnóstico, establecer un objetivo y conocer las variables de seguridad que hay que verificar en una puerta de seguridad contribuirá a tomar la mejor decisión para cada caso.
Hace una década, la compra de una puerta era un proceso sencillo,
enfocado en la resistencia de su estructura y en la cantidad de cerrojos
que ofrecía (se valoraba el hierro). Hoy, la cantidad de alternativas de
puertas de seguridad que parecen similares y los argumentos que usan
los vendedores pueden borronear y complicar la decisión de compra.
Gracias a la innovación tecnológica y como respuesta a diversidad de
ataques actuales, algunas puertas han evolucionado.
Para elegir la opción más idónea, resulta esclarecedor conocer qué
factores hay que poner en la balanza. Resistencia física, control del cierre,
detección anticipada y hermeticidad determinan la calidad de las puertas
de seguridad inteligente 2020. También, saber que la elección deberá
guardar relación con un diagnóstico de la situación de riesgo y del
consecuente objetivo de seguridad de que cada uno.
La resistencia física (efracción) y el concepto de “hierro grueso” son los
argumentos más usados por los vendedores. Aunque el hierro ofrece
mayor resistencia contra ataques violentos que la madera o el pvc, una
vez que comparamos puertas construidas enteramente de chapas de
acero, la cuestión es cómo entrelazar estas chapas de acero para ofrecer
alta resistencia, ocultación de zonas débiles, peso no excesivo y dificultad
para el ataque habilidoso (sin fuerza bruta) y sobre todo, cómo detectar el
ataque de forma anticipada. Contra ataques violentos manuales es más
eficaz construir con chapas finas muy entrelazadas, que otorgan
capacidad de deformación, en lugar de tubos rígidos de hierro, los cuales,
una vez forzados, ya no recuperan su estado original, lo cual ayuda al
delincuente que utiliza la técnica del apalancamiento.
Si comparamos una puerta con el cuerpo humano, la estructura estaría
representada por nuestras extremidades (piernas y brazos que
necesitamos fuertes para nuestra actividad). El resto de las protecciones
interiores, como la hermeticidad, la acústica y la resistencia al viento y al
agua serían las defensas que nos aportan salud y bienestar.
Los órganos vitales simbolizarían el sistema de cierre: su composición y
su arquitectura nos hacen más o menos fuertes. La llave es el corazón. De
nada sirve una sólida estructura de acero con cerrojos robustos, si el
delincuente puede conseguir la llave para abrir sin romper ni hacer ruido.
La mayoría de los expertos recomienda apostar por los cilindros de
seguridad. A su vez, se aconseja que los puntos de cierre sean
independientes, ya que, de esta manera, e ladrón tendrá que encararlos
por separado e invertir más tiempo y esfuerzo en esta tarea.
El protocolo de seguridad de la llave es el cerebro que acompaña al
corazón.
Las modalidades de ataque, las herramientas y la habilidad de los
delincuentes progresan con el correr del tiempo, mientras las puertas y
los sistemas de seguridad van quedando desactualizados. La
obsolescencia se supera sin buscar ofertas y comprando un poco por
encima de lo que actualmente se necesita para la protección. El exceso de
hoy es la actualización del mañana.
En síntesis, no hay que comprar una puerta de seguridad con apuro o con
miedo. Además, hay que recordar que resistencia es diferente a
seguridad. El desafío no es cubrir los riesgos del hoy; sino “comprar hoy
cubriendo el mañana”. Lo primero, es tener un diagnóstico profesional
previo, porque cada caso requiere una respuesta distinta que siempre
habrá que ponderar en términos de eficacia y longevidad.
Fuentes consultadas
http://www.mndelgolfo.com/reportaje/de-que-estan-hechas-las-puertas-de-seguridad/
https://www.clubseguridadviro.es/puertas-de-seguridad-cuantos-tipos-
hay/
https://www.lanacion.com.ar/1976856-todo-lo-que-tenes-que-saber-
antes-de-elegir-una-puerta-blindada
https://blog.genesis.es/puerta-de-seguridad-como-elegir-sin-equivocarte/