9 septiembre, 2020
La seguridad, junto a otros aspectos y percepciones, constituye uno de los factores determinantes para conseguir la felicidad. Te contamos por qué.
Alcanzar la felicidad desvela a las personas desde tiempos remotos. Las primeras escuelas filosóficas abordaron este tema con la intención de averiguar si, verdaderamente, existe una fórmula mágica para alcanzar ese estado de felicidad. Desde Aristóteles hasta las corrientes sociológicas modernas, siempre hubo reservado un sitio especial para este tipo de estudios.
En 1943, Abraham Maslow propuso una revolucionaria teoría que jerarquizaba las necesidades del ser humano, denominada ‘Pirámide de Maslow’. En ella plantea una perspectiva acerca de lo que las personas necesitan para ser felices.
Estas necesidades son:
- Garantizar la supervivencia y bienestar físico (comida, casa, etc.).
- Tener seguridad en todos los aspectos posibles de nuestra vida (hogar, trabajo, salud, posesiones, etc.).
- Crear lazos y conocer gente nueva (familia, amigos, pareja, etc.)
- Obtener reconocimiento, admiración y éxito.
- Llegar a la autorrealización mediante la aceptación, la creatividad, la espontaneidad.
Como vemos, según la teoría de Maslow, la seguridad ocupa la segunda posición en las necesidades básicas. Y en el nivel de la seguridad se incluyen los siguientes aspectos:
- Familiares y afectivos.
- Integridad física.
- Estabilidad laboral.
- Protección de la propiedad privada.
- Facilidad de acceso a los recursos básicos.
Entonces ¿influye la seguridad en nuestra felicidad?
La Universidad de Harvard (EE.UU.) desarrolló una investigación durante un período de casi 80 años (1938 – 2016) con la participación de 700 personas (muchas de ellos ya fallecidas) y que continúa ahora con una segunda generación de participantes, que son los hijos de los que cooperaron en la primera edición.
Los resultados reflejan que la felicidad a lo largo de la vida está estrechamente vinculada los siguientes aspectos: a la calidad de las relaciones, a la salud, el trabajo, el medio ambiente y, de nuevo, la seguridad.
Asimismo, las encuestas de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), arrojan que la seguridad ocupa un puesto destacado entre las principales preocupaciones de los ciudadanos en su percepción de lo que implica tener ‘una vida mejor’.
Noruega, Suecia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Suiza, son los países con mayor índice de felicidad. Y también, se ubican en el ranking de los países del mundo más seguros para vivir. ¿Los creés casualidad?
La protección social, la estabilidad laboral y los bajos índices de criminalidad son la esencia del bienestar de estas sociedades. La ausencia de riesgo o peligro, la confianza en el entorno y en otros individuos y, en definitiva, un ambiente seguro para vivir, proporcionan a los ciudadanos un alto índice de seguridad tanto física como emocional, que se traduce en mayor felicidad.